El año se inicia con la dificultad de no contar ya con un local. Los grupos de reflexión se reúnen en donde pueden (en casas, en salones prestados de parroquias o colegios) y más que nunca el centro de la vida comunitaria es la Eucaristía, que vuelve a ser semanal y se celebra en el local del futuro colegio Héctor de Cárdenas. No obstante, el número de los grupos de reflexión crece inusitadamente, llegando a ser trece: a los ya existentes se agregan Ictus, Shalom y Ser de Luz (frutos de las confirmas), e Iniciación Universitarios, así como un grupo de antiguos integrantes de Desde la Vida: Lebab. A mediados de mayo, un nuevo local abre sus puertas a la Comunidad en la calle Caracas 2476 y contando con la presencia permanente del P. José Luis Ramírez, que va sembrando exitosamente la inquietud por la vida de oración. La vida comunitaria se expresa en los periódicos murales -particularmente creativos- que aparecen en esta época.
Es un año clave para la identidad comunitaria, pues esta inquietud de una mayor vivencia espiritual lleva a la Comunidad a estudiar el carisma Sagrados Corazones, descubriendo con asombro que "ya lo vivíamos sin saberlo". El nombre de la Comunidad es cambiado entonces a "Comunidad SS.CC. Héctor de Cárdenas". Se elige el distintivo de la Comunidad (mismo que aparece en el encabezado de esta página). La liturgia y la vida de oración comienzan a calar con más fuerza en los miembros de la Comunidad, sin por ello descuidar la formación social. En cuanto a la pastoral, fue un año especialmente intenso, con presencia en múltiples sitios y sectores sociales.