Año y medio de resurgimiento de la vida comunitaria, libres ya de una organización que no correspondía a una comunidad pequeña y adulta. Ese año el Cardenal Juan Luis Cipriani decidió no renovar la licencia sacerdotal de Gastón Garatea, impidiéndole así celebrar misa; ello generó reacciones y movilizaciones de gente de Iglesia y de la sociedad civil, en las que la Comunidad tuvo un rol protagónico. La ausencia de Gastón los domingos obligó a pedir ayuda al P. Raúl Pariamachi, provincial de los SS.CC., quien se comprometió a presidir la misa comunitaria dos veces al mes. Se inició también la experiencia de las “misas familiares” una vez al mes. Ese año la Comunidad estuvo presente en el traslado de las cenizas de Héctor y José Luis, junto a otros Hermanos, al nuevo mausoleo ss.cc.; y en una masiva misa por Javier Coello, gravemente enfermo. Medio año después, Gastón recibió el permiso para celebrar en obras ss.cc., recuperándose las misas semanales.
El Consejo de Hermanos, inicialmente nombrado por seis meses, extiende su mandato hasta agosto del 2013. Decide aprovechar mejor las redes sociales y crea una Fan page en Facebook, que logra articular el seguimiento de comunos y ex comunos con noticias comunitarias y eclesiales. Organiza también la participación en las movilizaciones por Gastón, y emite pronunciamientos ante el intento de revocatoria de la alcaldesa Susana Villarán, de la sanción a los teólogos de la Universidad Católica y del intento de “repartija” en el Congreso.
Por otro lado, se lanza la iniciativa del Espacio de Parejas, que busca un intercambio de vivencias y la búsqueda de una formación en el tema. Hubo dos conversatorios: sobre Conflictos sociales y sobre el Papado y perspectivas de la Iglesia. El rol de la Comunidad en la Mesa de Movimientos Laicos, se hizo muy activo a través de Pepe Borea. Hubo también un claro repunte en la dinámica de los grupos. Y la pequeña pastoral lúdica en Brisas de Villa se fue cimentando y atrayendo a voluntarios externos a la Comunidad.