Historia

Nuestra Comunidad nunca fue fundada. Germinó, de alguna manera, por el ejemplo y amor de una persona, y por gracia del Espíritu Santo.

Alrededor de 1972, el Padre Héctor de Cárdenas ss.cc. organizaba jornadas y retiros para jóvenes de varios colegios religiosos de clase media de Lima. Poseedor de un carisma natural para los jóvenes, bien pronto atrajo alrededor suyo a un grupo de muchachos que empezaron a frecuentar su casa, la Comunidad de Formación de los Sagrados Corazones, en la calle Ramón Zavala 243, Miraflores. Inicialmente lo buscaban para conversar, ser escuchados, tener un “refugio” de comprensión en su adolescencia. Luego, comenzaron a ayudarlo en la preparación y realización de sus jornadas y retiros. La sencillez de Héctor y su capacidad de escucha iban de la mano con una confianza en los jóvenes que le hacía delegar en ellos organización, charlas y reflexiones, ayudándolos a desarrollar una vivencia muy activa y crítica de su cristianismo. Poco a poco, los hizo participar también en pequeñas eucaristías domésticas, involucrarse en la búsqueda de Cristo en sus vidas. De alguna manera, sin que nadie lo advirtiera, comenzó a germinar la comunidad.

El Padre Héctor tenía cáncer en la lengua. Tras varias operaciones que le fueron extirpando gradualmente este órgano,  se inició en él la costumbre de escribir (al no poder hablar) en un pizarrín o en un cuaderno, pensamientos e ideas que luego compartía con sus amigos. Algunos de éstos recogieron estos pensamientos y los publicaron en el libro Desde la Vida. Mientras tanto, el cáncer siguió avanzando hasta localizarse en su garganta. El Padre Héctor, entre internamiento e internamiento, siguió realizando retiros hasta el año 1979. En enero de 1980 moría en el Hospital de Neoplásicas.

A su muerte, hubo una crisis en la comunidad. Acostumbrados a girar alrededor de su persona, gran parte de los jóvenes se alejaron. Tomó entonces la posta el Padre José Luis Ramírez ss.cc. quien asumió un estilo en la asesoría del grupo que resultó clave para su desarrollo: acompañar pero no dar indicaciones, dar su opinión pero dejar las decisiones a los mismos jóvenes a cargo de la comunidad.

Desde 1982, la comunidad se organizó y aprobó sus primeros Estatutos Comunitarios, mismos que, con algunas modificaciones, siguen vigentes. Se eligió una estructura de Organización Interna con sus instancias de decisión. La Pastoral en colegios de clase media (especialmente la catequesis de confirmación) facilitó que cada año se acercara a la Comunidad un nuevo grupo de “Iniciación”, interesados en conocer el estilo y vivencia de ese grupo. En 1984 se adoptó formalmente la espiritualidad de los Sagrados Corazones.

En 1990, el P. José Luis falleció de cáncer. Asumió entonces por primera vez la asesoría de la Comunidad un laico: Juan Borea; las misas comunitarias, por otro lado, son primero asumidas por Gastón Garatea y, posteriormente, por Juan Scheepens. La década de los 90s trae varios cambios a la vida comunitaria. Cada vez más comunos van terminando sus estudios y/o casándose. Al mismo tiempo, se deja la catequesis de confirmación (que había llegado a tener hasta 350 confirmandos) en manos de los colegios, con lo cual gradualmente disminuye la afluencia de adolescentes que quieren conocer la Comunidad. Ambos hechos van marcando el paso a la etapa adulta de la dinámica comunitaria.  Esa misma década llegan los Estatutos de Roma que marcan el inicio de la Rama Secular ss.cc., Ello, junto con la experiencia de participar en un encuentro de comunidades laicales ss.cc. en Valparaíso, Chile, fortalecen la identidad Sagrados Corazones. La Pastoral, en cambio, va declinando: al ser la media de edad cada vez mayor, los comunos van teniendo menos tiempo para dedicarlo a la catequesis o los trabajos en sectores populares. 

Durante los 2000 hay un renacer del interés comunitario por involucrarse en el acontecer nacional y mundial,  tanto en temas eclesiales (la muerte de Juan Pablo II y la elección de Benedicto XVI son motivo de varios conversatorios) como político. También se reactiva la relación con otros grupos y movimientos eclesiales, que había disminuido durante los 90s. Resulta clave la reflexión alrededor del Informe Final de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, así como la "vuelta a las raíces" con un documento interno que marcará la reflexión de esos años alrededor del "carisma fundacional" de la Comunidad. El P. Juan Scheepens, que había asumido la asesoría de la Comunidad, retorna a su natal Holanda, donde fallece. 

El 2012 toma lugar una reorganización interna de la Comunidad, que lleva a simplificar notablemente su esquema organizativo. Desaparecen las diferencias entre "categorías" de miembros, y una serie de instancias que funcionaron desde los 80s (Junta de Coordinadores, Junta de Asesores, Tesorería, Comisión Ejecutiva) desaparecen para dar lugar a una única instancia encargada de la marcha cotidiana de la Comunidad: el Consejo de Hermanos. La vida comunitaria es decididamente familiar y adulta.

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