Nosotros - Quiénes somos

Somos un grupo de laicos cristianos, intensamente identificados con el carisma y la espiritualidad de la Congregación de los Sagrados Corazones, que buscamos vivir nuestra fe en comunidad. Compartimos nuestras vivencias a la luz de la fe y de los signos de los tiempos, oramos juntos y celebramos la Eucaristía en familia, y buscamos proyectarnos al mundo llevando el amor de Dios, tanto desde el apostolado pastoral como desde el principal campo de acción del laico: el actuar en el mundo a través de la familia, los estudios, el trabajo y la política.

Originalmente, fuimos una comunidad juvenil cuyos integrantes eran principalmente adolescentes con un fuerte compromiso pastoral y catequético, de activismo en zonas populares y de compromiso político universitario. Poco a poco, nos hemos ido convirtiendo en una comunidad adulta, con fuertes lazos familiares, cuyo principal apostolado no está ya en la catequesis sacramental o de proyección social, sino en el servicio y testimonio personal en el lugar en que a cada uno le corresponde vivir y trabajar. Por supuesto, ello no quita que muchos de nosotros sigamos, además, brindando un servicio pastoral o de servicio social.

Por otro lado, aunque nos sentimos muy ligados a los Hermanos y Hermanas de la Congregación de los Sagrados Corazones, y contamos con alguna frecuencia con la presencia de un sacerdote SS.CC. (como celebrante en nuestras Eucaristías) tenemos una identidad fuertemente laical. Toda nuestra espiritualidad específica, toda nuestra organización y forma de tomar decisiones, toda nuestra manera de vincularnos con la Iglesia y con el mundo, es desde esta identidad laical.

Organización Interna

En el pasado nuestra organización tenía varias instancias administrativas e incluía distintas categorías de miembros. Sin embargo, desde hace ya varios años que dejamos de complicarnos la vida y acordamos que tenemos un único tipo de miembro: el "comuno", esto es, quien se siente parte de la Comunidad y la frecuenta de alguna manera.

Al interior de la Comunidad nos organizamos en Grupos de Reflexión, que son pequeñas células o comunidades de revisión de vida y oración. Cada grupo tiene su propia dinámica y ritmo de reuniones, en las que suelen alternarse la revisión de vida, la formación, la oración y el compartir gozoso alrededor de la mesa.

El órgano con la máxima autoridad en la Comunidad es la Asamblea Comunitaria que, salvo ocasiones extraordinarias, se reúne una vez al año. En esta reunión se evalúa el año transcurrido, se toman decisiones para el siguiente, y se eligen las autoridades de la Comunidad para el siguiente período.

La marcha de la Comunidad es encomendada a cuatro comunos elegidos por la Asamblea: el Consejo de Hermanos. Ellos velan por la convivencia armónica de los grupos, su administración y economía, y las actividades internas y externas. De entre ellos, uno asume el rol de Hermano Mayor, especie de animador del equipo. El Consejo de Hermanos puede nombrar encargados de ciertas funciones (por ejemplo, un Tesorero); y convoca también, por lo menos una vez al año, a una reunión de "Consejo ampliado", con representantes de cada uno de los Grupos de Reflexión.

 

Promesas comunitarias

Las promesas comunas simbolizan el compromiso de fe que cada uno de nosotros asume como miembro de la Comunidad, y son renovadas simbólicamente cada año en el día de Navidad (aniversario de la fundación de la Congregación) y al final de nuestro retiro anual. Su fórmula recoge lo esencial de nuestros principios y fines comunitarios.

"Yo, en presencia de Dios, que me dio el don de la fe, y de ésta, su comunidad, quiero reafirmar mi identificación total con los principios y fines de la Comunidad Sagrados Corazones “Héctor de Cárdenas”, a la que pertenezco de manera plena.

Renuevo, pues, mis promesas comunitarias, comprometiéndome, con la ayuda de Dios, a vivir mi fe en Comunidad y en Iglesia; a buscar experimentar un constante proceso de conversión a Cristo, interpelado por la Palabra de Dios y por la situación de pecado, miseria e injusticia que existe en nuestra tierra; a orar en común y a solas; a celebrar gozosamente la Eucaristía; a asumir coherentemente mi compromiso en todos los aspectos de mi vida, y a trabajar, desde mi propia vocación, para la construcción de un mundo justo y renovado, acorde con los valores del Evangelio.

Promesas éstas que espero renovar el año próximo y los siguientes, para así vivir siempre en ésta, mi familia de los Sagrados Corazones."