El padre Gastón Garatea cumple 50 años como sacerdote

Autor: 

Katherine Subirana (tomado de la página web de la PUCP)

El padre Gastón Garatea Yori cumple, el próximo 17 de diciembre, 50 años como sacerdote y los celebrará con una misa en la casa de los Sagrados Corazones, su congregación.

Dice el padre Gastón Garatea que el Evangelio es una cuestión política y la historia de su vida como sacerdote es la prueba de esta convicción. Desde su oficina, en la Dirección Académica de Responsabilidad Social (DARS), donde trabaja como asesor, recorre mentalmente sus 76 años de vida y 50 de sacerdote. “Siento que recién estoy aprendiendo a ser sacerdote…y de pronto ya cumplo 50 años de serlo”, dice con una sonrisa.

Han pasado cinco décadas en las que se ha visto sorprendido por la vida, aunque siempre tuvo clara su vocación. Recuerda el padre Garatea que, cuando era niño, sus padres tenían la costumbre de separar víveres para entregarlos a la gente más pobre. “No se trataba de dar de lo que nos sobraba, sino de sacar de nuestra casa un poco de comida para el otro”, aclara. Así empezó su vocación por los pobres, la cual continuó con los trabajos de campo que hacía con sus compañeros de colegio, Sagrados Corazones Recoleta. Su vocación, entonces, estuvo definida desde siempre.

Elegir la vida de sacerdote para él significó una opción política por los pobres. Y así lo vivió desde su posición como director del colegio Sagrados Corazones, como vicario general de la Prelatura de Ayaviri, como presidente de la Mesa de Concertación para la Lucha contra la Pobreza o como comisionado de la Comisión de la Verdad y Reconciliación.

Gastón Garatea no entiende el mundo donde los niños mueren de hambre, ni entiende el Perú en el que se habla de crecimiento económico pero los niños tienen altos niveles de desnutrición y de anemia. “Creo que es un daño hablar de los niños como el futuro, pues se les posterga indefinidamente. Los niños ya son el presente, y son un presente que hay que cuidar”, dice.

Aún sigue sin poder ejercer el sacerdocio (confesiones y misas) en la Arquidiócesis de Lima. Si bien, dicha medida le causa cierta desazón, el padre Garatea no se enreda en ella. “Yo puedo celebrar misa en mi congregación y fuera de Lima”, cuenta. Además, la prohibición no lo ha alejado de su vocación de servir a quienes más lo necesitan, pues cultiva espacios que lo acercan a los pobres, a los enfermos, y, desde su labor en la DARS, procura que la Universidad -que además lo nombró profesor honorario el año 2012- siga ese mismo camino.

Y así celebrará sus bodas de oro como sacerdote, el 17 de diciembre: con una eucaristía de Acción de Gracias en la capilla del Colegio Sagrados Corazones Recoleta. La PUCP celebra poder contar con la vocación de servicio del padre Garatea, con su presencia acogedora, y su apuesta por el presente y por el futuro.