ADVIENTO, ¡TIEMPO DE DESPERTAR!

Autor: 

Hilario Huanca, ss.cc.

Los cristianos iniciamos un nuevo tiempo litúrgico como un nuevo tramo de nuestro camino con Jesús. Este nuevo tramo iniciamos con el tiempo de Adviento, cuatro semanas de preparación para celebrar el nacimiento de Jesús y reafirmar nuestra esperanza en el encuentro final y definitivo con Dios. En síntesis, vivir este tiempo de Adviento es un tiempo propicio, que nosotros llamamos tiempo de gracia, para retomar la conciencia del sentido de nuestra existencia como seguimiento de Jesús, la experiencia del encuentro con su persona y el reinicio esperanzado del camino.

Adviento es un tiempo para hacer memoria de que fuimos creados por Dios y destinados para vivir una vida en plenitud. Desde nuestro nacimiento avanzamos ese camino sembrando la vida día a día. Sin embargo, la realidad de este mundo que vivimos, las carencias, dificultades, problemas y nuestros propios trajines desvían nuestro trayecto, oscurecen nuestra ruta, descuadran nuestro proyecto, en suma, adormecen nuestra vida. Y por eso se hace necesario despertar, tomar atención, sacudirnos para poder visualizar la situación real de nuestra vida personal, familiar y social en relación del proyecto de Dios para nosotros.

Este despertar, para nosotros los cristianos es centrar nuestra atención en Dios que nos acompaña y nos habla. Es redescubrir el proyecto del Reino tal como Jesús lo vivió y nos lo propuso como camino de salvación. Dios nos habla de distintos modos: desde la intimidad de nuestra vida interior de la mente y el corazón, desde el misterio de la naturaleza y desde la historia de nuestra vida a través de los otros. Como en la época de Jesús, hoy también hay otros Juan Bautista, María, Isabel o Zacarías en nuestro entorno, que pueden ser nuestros familiares, amigos o compañeros de camino que con su presencia y su palabra nos hablan de Dios. Si de verdad tomamos en serio nuestra vida y de los demás se hace imperiosa la necesidad de abrirnos a Dios que nos habla, nos recuerda nuestro destino y anima a continuar el camino.

Es tiempo de despabilar nuestra vida honestamente ante Dios. Despabilar según el diccionario es cortar la parte quemada del pabilo para avivar la luz. Y para que sea certera la realidad de nuestra vida tiene que ser honesto con uno mismo. Ante Él contemplar nuestra vida, su trayecto con sus luces y sus sombras, su situación actual con sus virtudes y defectos y el futuro con sus proyectos y la esperanza de que se haga realidad para el bien nuestro y de los demás. Es responder a la pregunta: ¿Estoy haciendo realidad el sueño de Dios para mí?

Esta experiencia llega a su culmen con la acogida y la contemplación de Jesús, un niño frágil que nos ofrece su ternura. Una presencia que nos invita a abrirnos a la conversión para acoger el Reino de Dios que se hace presente entre nosotros, la familia, la comunidad, el mundo. Un encuentro gozoso con el Dios de la vida. Una presencia que renueva la vida de cada uno, rehace y fortalece los lazos familiares y amicales, una fuerza que nos envía a retomar el camino de la participación de la construcción de un mundo nuevo junto con las personas de buena voluntad. Es preciso no dejar pasar a Dios de largo, no perder esta nueva oportunidad de encontrarnos con la novedad de Dios para nosotros.

Los invito a meditar este misterio con un hermoso villancico: Mary did you know.

Les sugiero primero escucharlo en inglés en el link  https://www.youtube.com/watch?v=ifCWN5pJGIE 

Aunque no sepan inglés, la melodía los llevará a gozar con el misterio de la venida de Dios a hacerse ser humano.

Y luego lo escuchan subtitulado en el link 

https://www.youtube.com/watch?v=87NA1LyiV-A

Me lo van a agradecer