Pam Martínez

Pamela Aída Martínez Ruiz de Castilla nació el 14 de junio de 1976. Sus padres fueron Aida Cristina Ruiz de Castilla Britto y Oscar Martínez Alegría. Su nombre PAMELA fue especialmente elegido, y no coincidía con el nombre de ningún familiar directo. Su hermano Oscar, casado con Diana Milla, tiene 2 hijos, Rodrigo y Catalina, a quienes Pamela adoraba.

De niña fue muy alegre; su amiga de infancia era Carolina. Estuvo en el nido Mi Casita, y estudió su primaria y secundaria en el colegio Sagrados Corazones Belén; sus amigas la recuerdan siempre alegre, con una sonrisa en el rostro, amigable y con un gran corazón. No le gustaban mucho los estudios (y matemática era el curso que menos le gustaba), pero aun así sacaba buenas notas. Sus mejores amigas de esa época fueron María del Carmen Ortiz y Karina Makabe, quienes recuerdan que a Pamela le encantaba tocarles las orejas hasta que se las ponía rojas. Le gustaba cantar, por lo cual participó en el coro de su promoción.

Después de acabar el colegio, vivió un tiempo en Miami con su tía Eva, con quien era muy apegada. Estudio luego en la academia Trilce, donde conoció a Liliana Elías, su mejor amiga, con quien vivió muchas aventuras y viajes. Ingresó a la universidad San Martin de Porres, donde estudió la carrera de Ciencias de la Comunicación. Trabajó como coordinadora en el Grupo Stiglich desde que estaba en la universidad hasta el 2017.  Luego fue Organizadora de Eventos en Open Sec., trabajo en el que estuvo muchos años y donde era querida y muy apreciada. 

Se casó con Boris Lizarzaburu, con quien tuvo una hija, Isabella Lizarzaburu Martínez, que nació el 8 de septiembre del 2004, convirtiéndose en su motor y motivo. Pamela fue desde entonces una madre dedicada y amorosa.

En mayo del 2006, estando en un tiempo de repensar su vida, sintió el llamado para acercarse más a Dios. Buscó por internet la página de la Comunidad Héctor de Cárdenas, ya que su programa de confirmación fue dirigido por un grupo de la comunidad; escribió al correo que encontró allí, pidiendo información para poder acercarse y fue invitada a la misa comunitaria, asistiendo por primera vez el domingo del día de la madre del 2006.

Al poco tiempo, fue acogida por el grupo Maranatha Next (ya que ahí estaban dos compañeras de promoción, Paola Iturri y Magaly Pedemonte), donde junto a Mona Espinoza, Carlos Benavides, Pablo Montalván y David Mena, compartieron su fe y alegría en Cristo, acompañados por el asesor del grupo, Juan Carlos Townsend. Cuando algunos miembros del grupo se retiraron de la Comunidad, Pamela, Mona, David, Carlos y Magaly empezaron a reunirse con Pilar Zúñiga, Fernando Montalván y Pepe Borea, naciendo así, en el 2008, el grupo “Oración”, del que ella fue motor.

Pam, como cariñosamente la llamábamos, fue una pieza clave para la Comunidad. Formó parte de las comisiones de liturgia y de acogida; fue una entusiasta voluntaria en el trabajo con niños en Brisas de Villa, y fue parte del Consejo de Hermanos en el período 2015-2016, declinando ser reelegida en el cargo cuando empezó a tener problemas con su salud. Ayudó a organizar y empacar todo cuando hubo que realizar la mudanza de la Comunidad. Fue coordinadora del grupo Oración por varios años, incentivándolo a reunirse y organizando ella misma las reuniones. Siempre dejó sentir su buen corazón, su inmensa solidaridad, su entusiasmo y alegría con los demás. Tenía una profunda vida de oración personal.

El 16 de septiembre del 2015 recibió la noticia de su cáncer. Inició entonces su gran lucha contra esta enfermedad, demostrando una fortaleza única; su fe se hizo cada vez más fuerte, lo cual no le permitió nunca derrumbarse. Se vinculó activamente a varaios grupos de lucha contra el cáncer, e inició la página en Facebook “Luchadores unidos contra el cáncer”, desde la cual alentó y dio ánimo a muchísimas personas que pasaban por una situación similar. Allí fue compartiendo también su testimonio de cada capítulo de su lucha, en la que su fe en Dios, su amor inmenso por su hija Isabella y el apoyo permanente de su mamá, Cristina, fueron elementos clave. Escribió su última entrada en su página el 31 de enero, once días antes de su partida.

Fue una mujer formidable y luchadora, siempre llena de ánimo y amor al prójimo, incluso en los momentos más difíciles. Venció dos veces al cáncer, pero la tercera vez fue la más agresiva, aunque ella nunca se rindió. Nunca renegó de Dios, al contrario, se apoyó en su fe para vivir intensa y generosamente, y para poder cumplir su gran sueño, que fue el celebrar los 15 años de su hija Isabella.

El 11 de febrero del 2020 (día de la Virgen de Lourdes, patrona de los enfermos) a las 14:45, luego de años de luchar contra el cáncer y totalmente entregada a su amor en Cristo, partió al encuentro del Padre, rodeada del amor de sus seres queridos.

Siempre la recordaremos con mucho amor y cariño, como ejemplo de fortaleza, llena de alegría, y con la energía y luz de una estrella. Dios se llevó a uno de sus mejores Ángeles a disfrutar de su infinito amor.