Década 1980

1989

1989 fue considerado un año de "crisis", un tiempo de desierto y prueba, pero también de reflexión y revisión. La enfermedad del P. José Luis Ramírez comenzó a hacerse patente, disminuyendo su posibilidad de acompañar a la Comunidad como deseaba. Aunque la asistencia a la Misa Comunitaria vuelve a intensificarse, disminuye la participación en la pastoral. La organización interna de la Comunidad sigue siendo eficiente, pero se siente un cierto desgaste en la corresponsabilidad.

1988

La unidad comunitaria, tal como era conocida, se vio en peligro ante el alejamiento -en términos de participación frecuente- de algunos "mayores" de la Comunidad. La Junta de Coordinadores acusó un ausentismo significativo entre sus miembros. La marcada tendencia a participar en trabajos pastorales, enriquecida por las evaluaciones "por equipos" y con la presencia de asesores pastorales, fue dejando postergado el espacio de las reuniones de grupo, con la consiguiente crisis de los grupos de reflexión como tales.

1987

Éste es un año que se inicia marcado por una nueva mudanza, al trasladarse la Comunidad a la capellanía del Colegio SS.CC. Belén, en la Avenida Álvarez Calderón 747, San Isidro. El aumento de los comunos que se van casando y teniendo hijos (y que sin embargo permanecen en la Comunidad) marca también un cambio cualitativo en la dinámica comunitaria. Los "secretarios", por otro lado, se van asentando como instancia de ayuda en la Casa. Al final de 1987, y luego de algunas disoluciones, quedan 12 grupos en la Comunidad.

1986

El interés mostrado por sacerdotes y religiosas Sagrados Corazones (tanto peruanos como extranjeros) por la Comunidad incentivó marcadamente la sensación de pertenencia a la Congregación. Fue particularmente intensa la visita del P. Guillermo Rosas, luego de la cual se tuvo noticias del renacimiento de las Comunidades SS.CC. de Valparaíso. Por otro lado, se continuó con los esfuerzos por formar un movimiento laical SS.CC. a través de la coordinación con otros grupos de Lima.

1985

La capacidad de organización tanto interna como en la pastoral y la acción social fueron excelentes durante este año. Se desarrolló la idea del "Cronograma Comunitario" para una mejor planificación, se creó el plan de formación para grupos de iniciación, se creó el reglamento para uso de materiales y el DECA alcanzó niveles de creatividad realmente buenos. Apareció, además, la figura del "secretario" comuno.

1984

El año se inicia con la dificultad de no contar ya con un local. Los grupos de reflexión se reúnen en donde pueden (en casas, en salones prestados de parroquias o colegios) y más que nunca el centro de la vida comunitaria es la Eucaristía, que vuelve a ser semanal y se celebra en el local del futuro colegio Héctor de Cárdenas.

1983

Se consolida la nueva organización y aumenta el número de participantes en la vida comunitaria. A los grupos ya existentes se suman Jericó, Unidos y Dabbar (provenientes de las confirmas) así como Luz Y Fuerza (formado por comunos sin grupo) trayendo todos mucha energía y ganas de comprometerse activamente. Por otro lado, un significativo número de miembros Colaboradores ronda la Casa, tanto para apoyar en los trabajos pastorales como para participar en las Eucaristías, por el momento quincenales y claramente centro de la vida comunitaria.

1982

Año clave para el resurgimiento de la Comunidad. En marzo, la Asamblea y Consejo Comunitarios aprobaron los primeros Estatutos y se establecieron las instancias comunitarias que funcionarían durante las siguientes décadas, particularmente la Junta de Coordinadores, formada ahora por los coordinadores de grupos (y no ya de "áreas"). Se estableció el pago de cuotas de los miembros para sostener la Comunidad. Asimismo, el trabajo pastoral y la proyección social fueron abundantes, particularmente la catequesis en sectores escolares y universitarios.

1981

Este año empezó con la primera reunión del Consejo Comunitario (conformado por los miembros más comprometidos con la Comunidad) y la elección del segundo Coordinador General. Durante 1981, la crisis generada por la muerte de Héctor se acentuó, quedando apenas un puñado de comunos en la Casa, descontando al grupo "Desde la Vida", aún adolescentes. Estos últimos tuvieron su propia crisis que terminó en la división del grupo. Las Eucaristías dominicales fueron temporalmente suspendidas al haberse convertido para algunos en ocasión de mero encuentro social.

1980

1980 estuvo marcado desde su inicio por la muerte del Padre Héctor, el 13 de enero, y la crisis que ésta trajo. Algunos comunos retoman el deseo de organizar una Comunidad estable. Se adopta el nombre de "Comunidad Juvenil Héctor de Cárdenas ss.cc." y se logra autonomía frente a la Congregación de los Sagrados Corazones, que nombra como asesor al P. José Luis Gonzáles. En febrero, tensiones y falta de comunicación determinan la salida de algunos miembros de la Comunidad.

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