Década 2010

2019

Año de estabilidad y calma: los grupos de reflexión se reúnen con bastante regularidad, la misa comunitaria se mantiene con una asistencia razonable, el voluntariado de Brisas funciona con ritmo propio, las cuentas comunitarias están en azul. La Casa es cuidada con esmero.

2018

El 2018 se presentó como un año de renacimiento. Ya totalmente instalados en el local de Belén, al cual se le fue dedicando cuidados, y con el alentador contexto de Mons. Carlos Castillo asumiendo como arzobispo de Lima y Gastón recuperando su licencia para ejercer plenamente su ministerio, los comunos se centraron en “cuidar lo que se tiene”, esto es, las relaciones entre comunos, lo esencial del proyecto comunitario, los espacios de los grupos de reflexión y la misa comunitaria.

2015 - 2016

El inicio de este período es marcado por la reflexión en Asamblea, motivada por el Consejo de Hermanos saliente, reflexión que vuelve a valorar la existencia estable de la misa comunitaria, así como la pertenencia a una comunidad grande más allá de los grupos de reflexión, pero también reclama mayores espacios para toda la familia y una vivencia más emocional (y no sólo intelectual) de la fe, entre otras cosas. Un signo interesante es que, por primera vez en la historia comunitaria, no hay propuestas de candidatos, sino voluntarios para el siguiente Consejo de Hermanos.

2014 - 2015

Año marcado por cierto declive en la dinámica comunitaria. Si bien los ocho grupos de reflexión mantienen su ritmo de reuniones, se percibe nuevamente una disminución de la asistencia en la misa comunitaria, pero sobre todo en las actividades extraordinarias como el retiro comunitario o como los cursos de asesores y sobre la Familia organizados por la Mesa de Movimientos Laicos.

2013 - 2014

Se consolida y confirma la nueva forma de organización comunitaria, lo que lleva finalmente a formalizarla modifcando los Estatutos Comunitarios. Se ve un repunte en la asistencia a la misa comunitaria, aunque todavía de manera insuficiente. Son la excepción las misas especiales, en particular la "Misa del reencuentro" el día del aniversario de la Comunidad, la misa de Pascua y la misa de Navidad.

2012 - 2013

Año y medio de resurgimiento de la vida comunitaria, libres ya de una organización que no correspondía a una comunidad pequeña y adulta. Ese año el Cardenal Juan Luis Cipriani decidió no renovar la licencia sacerdotal de Gastón Garatea, impidiéndole así celebrar misa; ello generó reacciones y movilizaciones de gente de Iglesia y de la sociedad civil, en las que la Comunidad tuvo un rol protagónico. La ausencia de Gastón los domingos obligó a pedir ayuda al P. Raúl Pariamachi, provincial de los SS.CC., quien se comprometió a presidir la misa comunitaria dos veces al mes.

2011

El año 2011 fue un año clave en la vida comunitaria. Hizo crisis un modelo de organización y funcionamiento que ya venía resultando inadecuado ante los cambios del mundo y también la realidad de los comunos. Complicados tanto por circunstancias laborales y familiares como por el cada vez más difícil tráfico de Lima, los comunos fueron menguando en su asistencia a la misa comunitaria, a las actividades generales y a sus reuniones de grupo.

2010

El año se inició con entusiasmo y expectativas, formándose numerosas comisiones a partir de la Asamblea de enero. Un curso de formación teológica en el verano congregó a la mayoría de los jóvenes y hubo un par de "miércoles culturales" que, sin embargo, pronto dejaron de ser programados. Finalmente resultó un año difícil para la vida comunitaria, en especial para la pastoral. Con dificultad se pudo asumir un pequeño programa de Confirmación en el colegio San José de Monterrico, gracias al esfuerzo de los jóvenes del grupo Sinergia que, sin embargo, terminaron cansados y algo desalentados.

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